En los últimos años, las adicciones comportamentales han cobrado un protagonismo silencioso pero creciente en la sociedad española. Aunque tradicionalmente asociamos la adicción al consumo de sustancias como el alcohol o las drogas, existen otras conductas —como el juego online, el uso excesivo de la tecnología, las compras compulsivas o la dependencia del trabajo— que pueden generar una pérdida de control similar, con graves consecuencias para la salud mental, el bienestar personal y las relaciones familiares.
El informe 2024 del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA) ofrece por primera vez una radiografía detallada y actualizada de estas conductas en España, aportando cifras clave sobre su prevalencia, los grupos más afectados y la evolución en los últimos años. Con base en este documento oficial, en este artículo abordamos qué son las adicciones comportamentales, por qué su impacto va en aumento y cómo detectarlas y actuar a tiempo.
Qué son las adicciones comportamentales y por qué preocupan
Las adicciones comportamentales son conductas repetitivas que generan placer inmediato pero que, con el tiempo, escapan del control de la persona y acaban interfiriendo en su vida diaria. A diferencia de las adicciones químicas, no implican el consumo de una sustancia externa, pero sí activan los mismos circuitos cerebrales del refuerzo, como el sistema dopaminérgico, que está implicado en la motivación, la recompensa y la toma de decisiones.
Algunas de las adicciones comportamentales más estudiadas son:
- El juego con dinero (ludopatía)
- Las apuestas deportivas (presenciales y online)
- El uso problemático de videojuegos
- La adicción a las redes sociales
- Las compras compulsivas
Estas conductas pueden parecer “normales” en su fase inicial. De hecho, muchas de ellas forman parte del ocio cotidiano. Sin embargo, cuando se convierten en un mecanismo de escape, generan malestar emocional o provocan un deterioro en el rendimiento académico, laboral o familiar, hablamos de una adicción sin sustancia que requiere intervención especializada.
Conductas repetitivas sin sustancia: el nuevo perfil adictivo
El auge de las tecnologías digitales ha facilitado el acceso y la disponibilidad de actividades como el juego online o el uso de redes sociales, aumentando el riesgo de desarrollar un patrón adictivo. La posibilidad de obtener recompensas inmediatas, la estimulación constante y la falta de regulación del uso (especialmente en jóvenes) son factores que incrementan el riesgo.
Además, muchas de estas actividades tienen una alta aceptación social, lo que dificulta su detección temprana y retrasa la búsqueda de ayuda. Por ejemplo, es habitual que se normalice que un adolescente juegue horas a videojuegos o que un adulto revise constantemente el móvil. Pero cuando estas conductas se mantienen pese a consecuencias negativas, como aislamiento, ansiedad, discusiones familiares o deudas económicas, se convierten en un problema de salud.
¿Por qué es importante monitorizarlas desde la salud pública?
Las adicciones comportamentales tienen un alto coste individual y social. Pueden afectar a personas de cualquier edad, género o nivel socioeconómico, y su impacto va más allá del individuo. Alteran dinámicas familiares, afectan al entorno laboral y pueden derivar en otros trastornos como ansiedad, depresión o incluso ideación suicida.
Por eso es clave que los organismos públicos, los centros educativos, las familias y los profesionales sanitarios cuenten con datos fiables para identificar los patrones de riesgo. El informe OEDA 2024 cumple esa función: ofrece un marco riguroso para entender cómo evolucionan estas conductas y qué sectores de la población requieren una atención prioritaria.
Principales cifras de adicciones comportamentales en España
El último informe del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA) representa un avance importante en la comprensión de las adicciones comportamentales en nuestro país. Por primera vez, se dispone de datos detallados sobre la prevalencia de estas conductas en la población general, desglosados por edad, sexo y tipo de actividad.
Según este informe, el 6,4 % de los hombres ha practicado juego con dinero en el último año, y un 3,4 % ha participado en apuestas deportivas. En el caso de las mujeres, la prevalencia es significativamente menor en ambos tipos de adicción, pero destaca un mayor índice de comportamientos compulsivos relacionados con las compras. Estas cifras reflejan que las adicciones comportamentales no solo están presentes, sino que afectan a distintos sectores de la sociedad con perfiles diferenciados.
También se observa un crecimiento moderado en el uso problemático de videojuegos, especialmente en adolescentes y adultos jóvenes, y una estabilización en el uso compulsivo de redes sociales, que continúa afectando a un porcentaje notable de la población de entre 15 y 34 años.
A continuación, se resumen los datos más relevantes por tipo de conducta adictiva:
Tabla 1. Prevalencia de adicciones comportamentales por tipo de actividad
| Tipo de adicción | Prevalencia total (%) | Grupo más afectado | Tendencia 2020–2024 |
|---|---|---|---|
| Juego con dinero | 6,4 % (hombres) | 25-34 años | Estable |
| Apuestas deportivas | 3,4 % (hombres) | 15-24 años | Ligero aumento |
| Videojuegos (uso problemático) | 6,1 % (ambos sexos) | 15-24 años | Aumento sostenido |
| Redes sociales (uso compulsivo) | 3,8 % (ambos sexos) | 15-34 años | Estable |
| Compras compulsivas | 2,4 % (mujeres) | 25-44 años | Ligero descenso |
Este panorama demuestra que las adicciones comportamentales están lejos de ser un fenómeno marginal. Al contrario, se han convertido en una preocupación creciente, especialmente por su incidencia en edades tempranas y por el impacto que tienen sobre la salud mental y las dinámicas familiares. Aunque la prevalencia puede parecer baja en comparación con otras adicciones, su progresión en determinados grupos y su difícil detección las convierten en un desafío sanitario y social.
Además, es importante destacar que muchas personas afectadas por adicciones comportamentales no son conscientes del problema. Esto contribuye a una infravaloración del impacto real, tanto a nivel individual como colectivo.
Perfil de las personas más afectadas
El informe OEDA 2024 revela diferencias significativas en el impacto de las adicciones comportamentales según la edad, el sexo, el nivel educativo y la comunidad autónoma. Estas variables son fundamentales para diseñar estrategias de prevención adaptadas a cada realidad social.
Diferencias por edad, sexo y nivel educativo
Las adicciones comportamentales tienden a comenzar en edades tempranas, especialmente en el caso de los videojuegos y las apuestas deportivas. En el tramo de 15 a 24 años, la prevalencia de conductas problemáticas asociadas al juego online y al uso de redes sociales es especialmente alta.
El informe también muestra que los hombres presentan mayor tendencia a desarrollar adicción al juego con dinero y apuestas deportivas, mientras que las mujeres tienen más riesgo de caer en compras compulsivas y uso problemático de redes sociales.
Otro factor relevante es el nivel educativo. Las personas con estudios básicos presentan una mayor incidencia en todas las formas de adicciones comportamentales, mientras que quienes tienen estudios universitarios muestran menor prevalencia, salvo en el caso del uso excesivo de redes sociales, donde no se aprecian diferencias significativas.
Distribución por comunidades autónomas y colectivos vulnerables
La prevalencia de adicciones comportamentales también varía según la comunidad autónoma. Factores como el acceso a internet, la densidad de casas de apuestas o las políticas locales de prevención pueden influir en estas diferencias.
A continuación, se presenta una tabla con los porcentajes más recientes por tipo de adicción en algunas de las comunidades con mayores tasas:
Tabla 2. Adicciones comportamentales por comunidad autónoma (2024)
| Comunidad Autónoma | Juego con dinero (%) | Videojuegos problemáticos (%) | Redes sociales uso compulsivo (%) |
|---|---|---|---|
| Andalucía | 7,2 | 6,8 | 4,1 |
| Cataluña | 5,8 | 5,5 | 4,0 |
| Madrid | 6,3 | 6,2 | 4,2 |
| Extremadura | 7,4 | 5,9 | 3,7 |
| Comunidad Valenciana | 6,9 | 6,1 | 4,0 |
En cuanto a colectivos vulnerables, el informe señala una mayor incidencia de adicciones comportamentales en jóvenes con entornos familiares desestructurados, personas desempleadas y usuarios con antecedentes de ansiedad o trastornos del estado de ánimo. También se detecta una correlación entre el consumo problemático de redes sociales y los síntomas de depresión, especialmente entre mujeres jóvenes.
Estos datos reflejan que las adicciones comportamentales son un fenómeno transversal, pero con patrones diferenciados que requieren intervención específica y adaptada.
Apuestas deportivas y jóvenes: el foco más preocupante
Dentro del conjunto de adicciones comportamentales, las apuestas deportivas se han consolidado como una de las conductas más preocupantes entre la población joven en España. Su popularidad, combinada con una fuerte presencia publicitaria y un acceso inmediato a través de dispositivos móviles, ha favorecido un aumento progresivo del riesgo en adolescentes y adultos jóvenes.
Accesibilidad, normalización y publicidad
El informe OEDA 2024 confirma que la franja de edad más afectada por la adicción a las apuestas deportivas está entre los 15 y los 24 años. Esto no es casual. Muchos jóvenes han crecido expuestos a la normalización de las apuestas a través de anuncios, patrocinios en eventos deportivos, retransmisiones de fútbol y redes sociales.
La accesibilidad también influye. Las casas de apuestas online están disponibles 24/7 y permiten apostar en tiempo real, con incentivos como “bonos de bienvenida” o “apuestas sin riesgo” que fomentan el inicio y la repetición del comportamiento. Esta disponibilidad ininterrumpida es un factor clave en el desarrollo de adicciones comportamentales, especialmente en edades donde la impulsividad y la búsqueda de recompensa inmediata son más marcadas.
Impacto psicológico y social en población adolescente
La adicción a las apuestas deportivas puede provocar un deterioro significativo en la salud mental. Los jóvenes afectados presentan con frecuencia ansiedad, irritabilidad, síntomas depresivos y aislamiento social. Muchos experimentan una sensación de pérdida de control y recurren a nuevas apuestas como forma de recuperar el dinero perdido, lo que genera un círculo vicioso difícil de romper.
A nivel social, los efectos también son devastadores. Las adicciones comportamentales relacionadas con el juego pueden llevar al abandono de los estudios, conflictos familiares, endeudamiento e incluso a la comisión de pequeños delitos para conseguir dinero. En algunos casos, esta conducta coexiste con otras adicciones, como el consumo de alcohol u otras drogas, lo que agrava aún más el cuadro clínico.
En Sinopsis Centro hemos observado un aumento de consultas por este tipo de conducta en menores de 25 años, en muchos casos derivados por familiares preocupados. La detección temprana y el acompañamiento profesional son fundamentales para prevenir consecuencias mayores.
Videojuegos: cuándo el ocio se convierte en adicción
El uso de videojuegos ha sido históricamente una forma de entretenimiento legítima y beneficiosa en muchos aspectos. Sin embargo, cuando se convierte en una conducta compulsiva que interfiere con la vida personal, académica o laboral, se enmarca dentro de las adicciones comportamentales. Según el informe OEDA 2024, un 6,1 % de la población española presenta un patrón de uso problemático de videojuegos, con mayor prevalencia en la franja de 15 a 24 años.
Límites entre uso frecuente y uso problemático
Jugar con frecuencia no implica necesariamente un trastorno. La clave está en el impacto funcional: cuando la persona no puede dejar de jugar a pesar de las consecuencias negativas, estamos ante un problema. Las señales más comunes de uso adictivo incluyen:
- Pérdida de interés por otras actividades
- Reducción del rendimiento académico o laboral
- Cambios bruscos de humor al interrumpir el juego
- Mentir sobre el tiempo de juego
- Dificultades para controlar el impulso de seguir jugando
Estas manifestaciones pueden pasar desapercibidas en su fase inicial, ya que muchas familias consideran el juego como una afición inofensiva. No obstante, los datos del informe indican que cada vez más jóvenes presentan alteraciones emocionales, aislamiento social y conflictos familiares relacionados con esta forma de adicciones comportamentales.
Casos de dependencia funcional en jóvenes y adultos
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha reconocido oficialmente el trastorno por uso de videojuegos como una condición de salud mental. Este paso refuerza la importancia de considerar esta conducta como una forma legítima de adicción sin sustancia, con un impacto potencial similar al de otras conductas compulsivas.
En algunos casos, especialmente en adultos jóvenes desempleados o en situación de vulnerabilidad emocional, los videojuegos se convierten en una vía de escape. Lo preocupante es que el juego deja de ser una fuente de placer y se transforma en una necesidad. En estos escenarios, la intervención profesional es esencial para ayudar a la persona a recuperar el equilibrio y reorganizar sus rutinas.
En el contexto de las adicciones comportamentales, los videojuegos presentan una característica única: pueden generar dependencia sin necesidad de ningún tipo de apuesta o recompensa económica. El refuerzo viene por el logro, la superación de niveles, la interacción online o la obtención de recompensas virtuales. Esta estructura hace que el patrón de refuerzo sea constante, manteniendo al jugador enganchado durante horas.
Adicción a redes sociales y compras: la trampa invisible
Dentro del conjunto de adicciones comportamentales, el uso compulsivo de redes sociales y las compras impulsivas representan formas más sutiles pero igualmente destructivas de pérdida de control. A menudo se camuflan como hábitos cotidianos, lo que dificulta su detección y retrasa el acceso a tratamiento.
El refuerzo inmediato y la validación social
Las redes sociales están diseñadas para generar dependencia. Cada “me gusta”, comentario o nueva notificación activa el sistema de recompensa del cerebro. Esta constante estimulación favorece un patrón compulsivo que puede derivar en adicciones comportamentales, especialmente en adolescentes y jóvenes adultos.
El informe OEDA 2024 indica que un 3,8 % de la población española muestra signos de uso compulsivo de redes sociales. El grupo más afectado está entre los 15 y 34 años, y la proporción es algo mayor en mujeres. Estas cifras confirman que no se trata de un simple exceso, sino de un comportamiento con consecuencias reales: ansiedad, problemas de concentración, insomnio, deterioro de la autoestima y aislamiento progresivo.
El problema no radica en usar redes sociales, sino en necesitar usarlas para sentirse bien o conectado con los demás, y no poder dejar de hacerlo, incluso cuando causa malestar.
Riesgos psicológicos: ansiedad, FOMO y autoimagen
Entre los riesgos psicológicos asociados a estas adicciones comportamentales se encuentran:
- Ansiedad por estar desconectado (síndrome FOMO, por sus siglas en inglés: Fear Of Missing Out)
- Problemas de autoimagen y comparación constante
- Necesidad compulsiva de revisar el móvil
- Dependencia emocional del feedback digital
Estos efectos pueden interferir con la vida académica, laboral y social, y generar un estado de alerta mental constante que afecta al descanso y al bienestar general.
Por su parte, las compras compulsivas afectan al 2,4 % de la población, especialmente mujeres entre 25 y 44 años. Este tipo de adicciones comportamentales se caracteriza por el impulso incontrolable de adquirir productos, muchas veces innecesarios, como forma de aliviar emociones negativas como ansiedad, tristeza o aburrimiento.
El alivio que produce la compra es inmediato pero breve, y suele ir seguido de culpa, tensión económica y conflictos familiares. A largo plazo, puede derivar en endeudamiento, ocultación de gastos y deterioro de la salud mental.
Aunque tanto las redes sociales como las compras forman parte de la vida moderna, el reto está en identificar cuándo dejan de ser funcionales y se convierten en un mecanismo de evasión emocional que perjudica a la persona.
Cómo detectar una adicción comportamental en casa
Una de las mayores dificultades de las adicciones comportamentales es que, a diferencia del consumo de sustancias, sus señales pueden pasar desapercibidas durante mucho tiempo. Las conductas que generan adicción —como jugar online, usar redes sociales o hacer compras— son vistas como normales en muchos contextos. Por eso, la detección temprana depende en gran medida de observar cambios de conducta y patrones repetitivos que afecten a la vida cotidiana.
Signos de alerta en adultos, adolescentes y mayores
Cada persona puede manifestar una adicción comportamental de forma distinta, pero existen señales comunes que pueden servir como alerta para familiares, parejas o amigos cercanos:
- Aislamiento progresivo: reducción de la interacción social, incluso con personas cercanas.
- Irritabilidad o ansiedad si no se puede realizar la conducta (jugar, comprar, apostar, conectarse…).
- Mentiras o excusas para ocultar el tiempo dedicado a la conducta adictiva.
- Deterioro del rendimiento académico, laboral o económico.
- Pérdida de interés por actividades que antes resultaban gratificantes.
- Negación del problema, incluso ante consecuencias evidentes.
En el caso de adolescentes, también es importante observar si:
- Se acuestan tarde para seguir conectados.
- Se muestran agresivos o evasivos al hablar del tema.
- Tienen cambios bruscos de humor o bajan su rendimiento escolar.
- Dejan de salir o se encierran horas en su habitación con el móvil, ordenador o consola.
En adultos, las adicciones comportamentales pueden adoptar formas más disimuladas: compras en secreto, apuestas desde el móvil en horario laboral, justificación constante del uso de redes, o negación de las consecuencias económicas o sociales que provoca su conducta.
Impacto familiar y dificultades para pedir ayuda
Con frecuencia, son los familiares quienes detectan antes que la persona afectada que algo no va bien. Sin embargo, hablar de adicción puede resultar difícil por el estigma social o el desconocimiento sobre el problema. Muchas personas creen que, al no haber sustancia, no hay adicción, lo que dificulta la búsqueda de apoyo profesional.
En contextos familiares, estas adicciones comportamentales pueden generar tensiones constantes: discusiones, reproches, intentos fallidos de control, y, a menudo, sentimientos de frustración e impotencia. Es fundamental no caer en la culpabilización, sino comprender que se trata de un problema de salud que requiere intervención específica.
En Sinopsis Centro observamos con frecuencia que el primer paso no lo da la persona afectada, sino su entorno. Por eso es tan importante que familiares y personas cercanas sepan detectar estos signos y se animen a consultar.
Qué podemos hacer: prevención y tratamiento desde el entorno
Las adicciones comportamentales no se desarrollan de un día para otro. Su aparición suele ser gradual, lo que ofrece una valiosa oportunidad para intervenir a tiempo. La prevención y el acompañamiento adecuado, tanto en casa como en los entornos educativos y sanitarios, son fundamentales para evitar que estas conductas se consoliden.
Papel de la familia, la escuela y el ámbito sanitario
En el entorno familiar, la prevención empieza por el ejemplo. El uso consciente de la tecnología, el manejo saludable del dinero y la gestión emocional en casa son pilares básicos para reducir el riesgo de adicciones comportamentales, especialmente en menores.
Algunas pautas eficaces desde la familia y la escuela:
- Establecer límites claros en el uso de móviles, pantallas o juegos online.
- Fomentar actividades alternativas que no estén ligadas al refuerzo inmediato.
- Hablar abiertamente sobre el impacto de las apuestas, las redes sociales o las compras compulsivas.
- Observar cambios de comportamiento y mantener el diálogo, sin juzgar.
- Derivar al orientador escolar o médico de familia si se detecta un posible problema.
Intervención profesional en centros especializados
Cuando la adicción ya se ha instaurado, es necesario contar con un tratamiento profesional y personalizado. En Sinopsis Centro abordamos las adicciones comportamentales con un enfoque multidisciplinar que combina:
- Evaluación psicológica individualizada.
- Psicoterapia cognitivo-conductual para trabajar la impulsividad, el refuerzo emocional y la gestión del tiempo.
- Terapia familiar, especialmente en menores y jóvenes.
- Talleres psicoeducativos sobre uso consciente de la tecnología, manejo de la frustración y toma de decisiones.
- Acompañamiento terapéutico continuo, adaptado a la evolución del paciente.
Lo más importante es entender que las adicciones comportamentales son tratables. Cuanto antes se detecten y se actúe, mayor será la probabilidad de éxito y menor el daño personal, emocional y social.
Conclusión
El informe OEDA 2024 nos deja un mensaje rotundo: las adicciones comportamentales están presentes en la sociedad española con una intensidad creciente, especialmente entre jóvenes. Conductas como el juego online, las apuestas deportivas, el uso compulsivo de redes sociales o los videojuegos problemáticos ya no pueden considerarse hábitos inocuos o simples excesos.
Las cifras muestran que millones de personas en España están expuestas al riesgo de desarrollar una adicción sin sustancia, con consecuencias psicológicas, sociales y familiares significativas. Y lo más preocupante es que muchas de ellas no son conscientes del problema hasta que el daño ya está hecho.
Desde Sinopsis Centro hacemos un llamamiento a la sociedad: hablar de adicciones comportamentales no es exagerar, es prevenir. Reconocerlas, comprender sus mecanismos y buscar ayuda profesional a tiempo puede evitar años de sufrimiento y deterioro personal.
Las soluciones existen. El cambio comienza con una mirada crítica y con la decisión de no normalizar lo que está haciendo daño. Si sospechas que tú o alguien cercano está perdiendo el control sobre una conducta, te animamos a actuar. Cuanto antes se intervenga, más eficaz será el tratamiento y mayor la posibilidad de recuperar el equilibrio.


